¿Por qué se nos hace tan fácil pelear con nuestros familiares y culparlos por todo lo “malo” que nos pasa? ¿Por qué la mayoría de las veces descargamos nuestra ira con ellos? Tus padres y hermanos siempre han estado contigo así que, ¿por qué hacerles daño al discutir con ellos? Valora a tu familia y todo el esfuerzo que han hecho por ti para que te encuentres donde estás hoy en día.
Recuerda que todos vamos a morir algún día así que no pierdas el tiempo discutiendo con tu familia ni dejando de hablarles. Es normal discutir, pero acepta tus errores, pide perdón, supera el problema y sigue adelante. Escucha siempre a tu familia porque todo lo que te dicen es por tu bien. Te invito a leer los 11 versículos a continuación sobre la familia confiando en que te ayudarán en tus relaciones familiares.
Mejores Versículos de la Biblia sobre Familia:
1 Corintios 1:10
“Les suplico, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos vivan en armonía y que no haya divisiones entre ustedes, sino que se mantengan unidos en un mismo pensar y en un mismo propósito”. (1 Corintios 1:10)
Al vivir con tu familia, es de suma importancia aprender a convivir. Es importante aprender que no todas las personas somos iguales y siempre tendremos diferencias, pero no por ello hay que molestarnos. No por ser diferentes tenemos que causar una división con los que no piensan igual que nosotros. Respetemos la opinión de los demás.
1 Juan 4:20
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“Si alguien afirma: «Yo amo a Dios», pero odia a su hermano, es un mentiroso; pues el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha visto”. (1 Juan 4:20)
Todos hemos peleado alguna vez con nuestros hermanos. De niños, más de una vez habremos hasta luchado con ellos. No te digo que no pelearás nunca con tu familia porque habrán malos días o harán algo que no nos gustará y se terminará en una discusión. Solo te aconsejo que no te ciegues por la rabia del momento ni digas cosas de las que te podrías arrepentir.
Isaías 49:15-16
“¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho, y dejar de amar al hijo que ha dado a luz? Aun cuando ella lo olvidara, ¡yo no te olvidaré! Grabada te llevo en las palmas de mis manos; tus muros siempre los tengo presentes”. (Isaías 49:15-16)
No todas las personas nacieron para ser padres. Antes de tener un hijo, debes de estar seguro de que cuentas con el tiempo y el amor para poder criarlo. No tengas un hijo cuando aún no resuelves los problemas de tu infancia, esto puede traer una repercusión grave en su vida. Al final, Dios siempre estará con nosotros y nos amará pero ningún niño se merece desprecio.
Proverbios 22:6
“Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará”. (Proverbios 22:6)
No olvidemos la importancia de una buena crianza. No dejes de enseñarle a tus niños valores ni de guiarlo por el buen camino, al final esto es lo que definirá su futuro y lo convertirá en un hombre o mujer de bien.
1 Timoteo 5:8
“El que no provee para los suyos, y sobre todo para los de su propia casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo”. (1 Timoteo 5:8)
¿Cómo puedes querer tener un hijo cuando no tienes trabajo? ¿Por qué traer al mundo a un niño cuando no tienes ni cómo mantenerte a ti mismo? Los niños son criaturas indefensas que no se pueden velar por sí solos y necesitan de un adulto. No seas incrédulo y pienses que puedes mantener a un niño sin un trabajo estable.
Proverbios 18:24
“Hay amigos que llevan a la ruina, y hay amigos más fieles que un hermano”. (Proverbios 18:24)
Es cierto que hemos de amar a nuestros hermanos y familia, pero también es cierto que no todas las personas son buenas. No todos los hermanos apoyaran a sus familiares y velarán por su bien. A veces, un amigo resulta ser más hermano que tu hermano de sangre. Si es nuestro caso, no dejemos entrar el rencor en nuestro corazón y aprendamos a aceptar la realidad.
Proverbios 23:15
“Hijo mío, si tu corazón es sabio, también mi corazón se regocijará”. (Proverbios 23:15)
No hay una alegría más sincera que la que siente una madre o un padre por su hijo. Nadie se alegrará más por tus logros y metas alcanzadas que tu familia. Comparte con ellos las cosas buenas que te pasan y déjate llenar de su amor.
Deuteronomio 6:6-7
“Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes”. (Deuteronomio 6:6-7)
No olvidemos la importancia de criar a nuestros hijos en la religión y enseñarles la palabra del Señor. Enseñémosles a orar. Enseña a tus hijos a agradecer por las cosas buenas de la vida y a refugiarse en la oración cuando se sientan angustiados.
Salmo 127:3
“Los hijos son una herencia del Señor, los frutos del vientre son una recompensa”. (Salmo 127:3)
Uno de los tantos regalos que nos da nuestro Dios, es la capacidad de engendrar. Todos somos hijos de Dios y somos instrumento del milagro de la vida. Aprovechemos este regalo y tengamos muchos niños.
Proverbios 6:20
“Hijo mío, obedece el mandamiento de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre”. (Proverbios 6:20)
Siempre recordemos lo que nuestros padres nos enseñaron cuando éramos niños. Nunca pensemos que ellos nos dicen las cosas sin una razón. Todo lo que nuestros padres nos aconsejan y advierten, es por nuestro bien y porque quieren que estemos bien.
Marcos 3:25
“Y, si una familia está dividida contra sí misma, esa familia no puede mantenerse en pie”. (Marcos 3:25)
Todas las familias atraviesan problemas por lo que es muy importante aprender a mantenerse unidas ante las adversidades. No ganas nada culpando a tu hermano por los problemas que están atravesando. No ganas nada culpando a tus padres. Apóyense entre unos y otros y no busquen culpables.