Durante años, fui esclavo de la adicción al alcohol. Mi vida era un caos, y había perdido la esperanza de un futuro mejor. Un día, en medio de mi desesperación, escuché el mensaje del evangelio y decidí entregar mi vida a Cristo.
El poder transformador de Dios obró en mí de una manera milagrosa. Me liberó de la adicción y me dio una nueva vida llena de propósito y significado.
Hoy, soy un hombre nuevo gracias a la gracia de Dios. He dedicado mi vida a servirle y a compartir mi testimonio con otros que luchan contra la adicción.
Si tú estás luchando contra cualquier tipo de adicción, quiero que sepas que hay esperanza. Dios puede liberarte y darte una vida nueva. Solo tienes que confiar en Él y entregarle tu vida.