En algún punto de la vida nos hemos enfrentado a situaciones desagradables en cuanto a salud se refiere, tanto la nuestra como la de algún familiar o ser querido. Incluso en ocasiones, debemos ser el pilar de otra persona para darle el ánimo que necesita y así poderlo ayudar a enfrentar la enfermedad que padezca. Pero, ¿De qué aferrarnos cuando las cosas se ponen feas? De la fe, de la esperanza, de la oración y de Dios.
Así como lo dijo Moroni: “…la fe es las cosas que se esperan y no se ven; por tanto, no contendáis porque no veis, porque no recibís ningún testimonio sino hasta después de la prueba de vuestra fe”. De allí parte todo, creer plenamente “que el Señor en su grande e infinita bondad bendice y hace prosperar a aquellos que en él ponen su confianza”. Sabemos que el poder de la palabra es clave y estos versículos seguro que te ayudaran.
Mejores Versículos de la Biblia sobre Animo en la Enfermedad:
Filipenses 4:6-7
“No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia, recurran a la oración y a la súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar sus peticiones a Dios. Entonces la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, tomará bajo su cuidado los corazones y los pensamientos de ustedes en Cristo Jesús”. (Filipenses 4:6-7)
El fruto de la oración es la fe y ante cualquier enfermedad que se presente, mantener comunicación constante con Dios nos ayudara a sobrellevar mejor la situación. El afanarnos está de más y el abrumarnos no sirve de nada, en cambio, confiar en Dios y dejar todo en sus manos tendrá mejores resultados.
Isaías 41:10
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“No temas, porque yo estoy contigo, no te inquietes, porque yo soy tu Dios; yo te fortalezco y te ayudo, yo te sostengo con mi mano victoriosa”. (Isaías 41:10)
En momentos de crisis solo el saber mantener la calma puede ayudarnos a ver las cosas de mejor manera. A veces, con solo sentir que tenemos a Dios junto a nosotros nos permitirá enfrentar con seguridad y ánimo cualquier adversidad que se nos presente en la vida.
Jeremías 17:14
“¡Sáname, Señor, y quedaré sano, sálvame y estaré a salvo, porque tú eres mi alabanza!” (Jeremías 17:14)
Pedir con tanta fe y confiar en el poder de Dios para el bien, nos asegura salir victoriosos de cualquier enfermedad que pueda aparecer en nuestras vidas. La convicción es lo que nos mantendrá firmes y convencidos de que el Señor cuida de nosotros.
Jeremías 33:6
“Yo voy a cicatrizar su llaga y la voy a sanar; los sanaré y les descubriré tesoros de paz y seguridad”. (Jeremías 33:6)
Es Dios quien nos sana, es él desde su gran amor a nosotros quien cuida cada paso que damos. Es importante que sepamos que por más difícil que puedan ponerse las cosas, el siempre estará ahí para nosotros y se asegurara de velar por nuestro bienestar.
Lucas 8:50
Pero Jesús, que había oído, respondió: «No temas, basta que creas y se salvará». (Lucas 8:50)
En ocasiones no hace falta ver para creer, tan solo basta con tener la suficiente fe de que todo estará bien y así será. Dios conoce todos nuestros temores y nos sanara de todo mal, al confiar en sus planes todo puede solucionarse.
Marcos 5:34
Jesús le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz, y queda curada de tu enfermedad». (Marcos 5:34)
No se vive sin la fe, dicen por ahí. No importa que tan mal nos sintamos, siempre podemos confiar en el amor y la misericordia de Dios hacia nosotros. Él se encarga de darnos felicidad y, sin duda podemos contar con el poder de la sanación si eso es lo que pedimos con toda afirmación.
Mateo 11:28-29
“Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio”. (Mateo 11:28-29)
A veces, no somos quien padece una enfermedad y, por el contrario, es alguien a quien podemos querer con todo nuestro ser. Tener la fuerza para luchar por alguien más, amarlo y cuidarlo como a ti mismo; será recompensado en el reino de los cielos.
Salmo 30:2
“Señor, Dios mío, clamé a ti y tú me sanaste”. (Salmo 30:2)
En tiempos de enfermedad donde todo lo vemos perdido, es cuando más hay que confiar en el amor de Dios hacia nosotros. Tener la certeza de que para el nada es imposible y que todos nuestros males serán sanados, que se haga su voluntad en todo momento.
Salmo 6:2
“Ten piedad de mí, porque me faltan las fuerzas; sáname, porque mis huesos se estremecen”. (Salmo 6:2)
Reconocer y aceptar que en ocasiones no podemos con alguna adversidad, es de valientes y eso, puede suceder más de lo que nos gustaría frente a alguna enfermedad. A pesar de ello, no hay porque rendirse en la prueba que Dios nos presenta, al contrario, es cuando debemos sacar las fuerzas que guardamos para seguir adelante.
Salmos 107:19
“Pero en la angustia invocaron al Señor, y él los libró de sus tribulaciones”. (Salmos 107:19)
Si cuando estamos bien caminamos de la mano de Dios, más aún hay que hacerlo cuando nos encontrarnos en las malas, dejando a un lado nuestro orgullo. Frente a los problemas, la oración constante nos dará los ánimos y la fuerza que necesitamos para afrontarlos.
Santiago 5:14-16
“Si está enfermo, que llame a los presbíteros de la Iglesia, para que oren por él y lo unjan con óleo en el nombre del Señor. La oración que nace de la fe salvará al enfermo, el Señor lo aliviará, y si tuviera pecados, le serán perdonados. Confiesen mutuamente sus pecados y oren los unos por los otros, para ser curados. La oración perseverante del justo es poderosa”. (Santiago 5:14-16)
La obediencia ante lo que nos pide el Señor es crucial para obtener lo que pedimos con tanta suplica. Ante cualquier enfermedad, serán sanados todos aquellos quienes con la oración pidan aquello que les falta y con acciones entreguen eso que les sobra.