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Explicación y Significado y Estudio del Versículo 18, Capítulo 2, Libro de Juan del Nuevo Testamento en la Biblia. Autor: Juan.
Versículo Juan 2:18
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¿Qué significa Juan 2:18?, su importancia y mensajes que podemos aprender en este versículo:
Juan 2:18 - ¿Qué señal nos muestras?
Contexto
Juan 2:18 se encuentra en el contexto de la purificación del Templo de Jerusalén por parte de Jesús. Él había llegado al Templo y encontró vendedores de animales y cambistas, por lo que hizo un látigo y arrojó a todos fuera del Templo. Los judíos, sorprendidos por su acción, le preguntan sobre la autoridad que tenía para hacer tal cosa. Jesús les responde diciendo que, si destruyen el Templo, Él lo reconstruirá en tres días. Es entonces cuando los judíos hacen la pregunta que encontramos en este versículo.
Dudas y respuestas
La pregunta que hacen los judíos es clara: ¿qué señal les mostrará Jesús? Esto parece indicar que ellos no creían en las palabras de Jesús, o al menos querían alguna muestra tangible o milagrosa de su autoridad divina. Sin embargo, Jesús no les da una respuesta directa, sino que hace una referencia profética a su propia muerte y resurrección, que sería la señal definitiva y comprobatoria de su autoridad divina.
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Es posible que los lectores modernos también tengan preguntas acerca de esta respuesta de Jesús. ¿Por qué se refiere a su propio cuerpo como el Templo? ¿Cómo podemos aplicar esto a nuestras vidas?
La respuesta a la primera pregunta es que Jesús estaba hablando de su propio cuerpo como un lugar de adoración a Dios, en lugar del Templo de Jerusalén. Él sabía que pronto sería crucificado, y que su cuerpo sería destruido, pero sería resucitado al tercer día. Esta resurrección mostraría claramente su poder y autoridad divina.
En cuanto a la segunda pregunta, podemos aplicar esto a nuestras vidas al reconocer que nuestros cuerpos son también templos del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19-20). Debemos tratarnos a nosotros mismos y a nuestras acciones con respeto y cuidado, recordando que estamos siendo santificados por el Espíritu. Además, podemos recordar que nuestra fe en la resurrección de Cristo es fundamental para nuestra salvación y nuestra vida diaria en Cristo.
Reflexiones
Este versículo nos recuerda que, aunque a veces queremos pruebas tangibles de la autoridad de Dios o la existencia del Espíritu Santo, a menudo debemos confiar en la fe en lugar de esperar señales visibles. También nos recuerda que, aunque pueden haber problemas en la iglesia u otros lugares de adoración, Dios puede purificar y transformar cualquier lugar o situación para su buen uso.
Además, podemos pensar en Jesús como el Templo vivo, es decir, como el lugar donde encontramos la presencia de Dios. Él es nuestra conexión y nuestro camino hacia Dios, y podemos acudir a Él en cualquier momento para encontrar paz, amor y sabiduría.
Aplicando este versículo a nuestras vidas
Para aplicar este versículo a nuestras vidas, podemos reflexionar sobre nuestra propia fe y confianza en Dios. ¿Estamos buscando pruebas concretas de su autoridad, o estamos dispuestos a confiar en nuestra fe y en la sabiduría de la Palabra de Dios? Podemos orar por un mayor entendimiento de la fe y la capacidad de confiar en la mano invisible de Dios.
También podemos pensar en cómo estamos tratando nuestros propios templos: nuestros cuerpos. ¿Estamos cuidándolos debidamente y permitiendo que el Espíritu los guíe, o los estamos descuidando y tratando con falta de respeto? Podemos comprometernos a tratar nuestros cuerpos con respeto y santificarlos para Dios.
En resumen, aunque a veces deseamos señales tangibles de la presencia y el poder de Dios, este versículo nos recuerda que a menudo debemos confiar en nuestra fe y en la sabiduría de la Palabra de Dios. También nos recuerda que nuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo, y debemos tratarlos con respeto y cuidado.
Momentos de Fe: Reflexión Corta del Templo
A veces nos encontramos buscando pruebas claras de la presencia de Dios en nuestras vidas, pero este pasaje nos recuerda que la verdadera esencia de nuestra fe se encuentra en confiar en lo invisible. Así como Jesús nos muestra que su cuerpo es el verdadero Templo, también debemos ser conscientes de que nosotros, como portadores del Espíritu, somos llamados a cuidar y honrar nuestros cuerpos. ¿Estamos permitiendo que nuestra fe nos guíe, o estamos atados a la necesidad de ver para creer?
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