Lectura y Explicación del Capítulo 22 de Salmos:
2 Dios mío, clamo de día y no respondes; y de noche no hay para mí descanso.
3 Pero tú eres santo, tú que habitas entre las alabanzas de Israel.
4 En ti esperaron nuestros padres; esperaron y tú los libraste.
5 Clamaron a ti y fueron librados; confiaron en ti y no fueron avergonzados.
6 Pero yo soy gusano y no hombre; oprobio de los hombres y despreciado del pueblo.
7 Todos los que me ven se burlan de mí; tuercen la boca y menean la cabeza, diciendo:
8 Se encomendó a Jehová, líbrelo él; sálvelo, puesto que en él se complacía».
10 A ti fui encomendado desde antes de nacer; desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.
11 No te alejes de mí, porque la angustia está cerca y no hay quien me ayude.
12 Me han rodeado muchos toros; fuertes toros de Basán me han cercado.
13 Abrieron contra mí su boca como león rapaz y rugiente.
16 Perros me han rodeado; me ha cercado una banda de malignos; desgarraron mis manos y mis pies.
17 ¡Contar puedo todos mis huesos! Entre tanto, ellos me miran y me observan.
18 Repartieron entre sí mis vestidos y sobre mi ropa echaron suertes.
19 Mas tú, Jehová, ¡no te alejes! Fortaleza mía, ¡apresúrate a socorrerme!
20 Libra de la espada mi alma, del poder del perro mi vida.
21 Sálvame de la boca del león y líbrame de los cuernos de los toros salvajes.
22 Anunciaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación te alabaré.
25 De ti será mi alabanza en la gran congregación; mis votos pagaré delante de los que lo temen.
28 porque de Jehová es el reino y él regirá las naciones.
30 La posteridad lo servirá; esto será contado de Jehová hasta la postrera generación.
31 Vendrán y anunciarán su justicia; a pueblo no nacido aún, anunciarán que él hizo esto.