Lectura y Explicación del Capítulo 104 de Salmos:
2 el que se cubre de luz como de vestidura, que extiende los cielos como una cortina,
4 el que hace a los vientos sus mensajeros y a las llamas de fuego sus ministros.
5 Él fundó la tierra sobre sus cimientos; no será jamás removida.
6 Con el abismo, como con vestido, la cubriste; sobre los montes estaban las aguas.
7 A tu reprensión huyeron; al sonido de tu trueno se apresuraron;
8 subieron los montes, descendieron los valles al lugar que tú les fijaste.
9 Les pusiste un límite, el cual no traspasarán, ni volverán a cubrir la tierra.
10 Tú eres el que viertes los manantiales en los arroyos; van entre los montes,
11 dan de beber a todas las bestias del campo, mitigan su sed los asnos monteses.
12 En sus orillas habitan las aves del cielo; ¡cantan entre las ramas!
13 Él riega los montes desde sus aposentos; del fruto de sus obras se sacia la tierra.
16 Se llenan de savia los árboles de Jehová, los cedros del Líbano que él plantó.
17 Allí anidan las aves; en las hayas hace su casa la cigueña.
18 Los montes altos son para las cabras monteses; las peñas, para madrigueras de los conejos.
19 Hizo la luna para los tiempos; el sol conoce su ocaso.
20 Pones las tinieblas, y es de noche; en ella corretean todas las bestias de la selva.
21 Los leoncillos rugen tras la presa y reclaman de Dios su comida.
22 Sale el sol, se recogen y se echan en sus cuevas.
23 Sale el hombre a su labor y a su labranza hasta la tarde.
25 He allí el grande y ancho mar, en donde se mueven seres innumerables, seres pequeños y grandes.
26 Allí lo surcan las naves; allí este Leviatán que hiciste para que jugara en él.
27 Todos ellos esperan en ti, para que les des la comida a su tiempo.
28 Tú les das y ellos recogen; abres tu mano y se sacian de bien.
29 Escondes tu rostro, se turban; les quitas el hálito, dejan de ser y vuelven al polvo.
30 Envías tu espíritu, son creados y renuevas la faz de la tierra.
31 ¡Sea la gloria de Jehová para siempre! ¡Alégrese Jehová en sus obras!
32 Él mira a la tierra y ella tiembla; toca los montes y humean.
33 A Jehová cantaré en mi vida; a mi Dios cantaré salmos mientras viva.
34 Dulce será mi meditación en él; yo me regocijaré en Jehová.