Muchas veces las personas utilizan la palabra amor sin profundizar si realmente existe amor dentro de ellos o si por lo menos se aman a sí mismos. En el lenguaje bíblico, el amor, es empleado de una manera distinta a como la concibe el mundo. Es por esta razón que, en este artículo, profundizaremos en 11 versículos de la biblia sobre amor propio.
Mejores versículos de la biblia sobre amor propio:
1 Juan 4:8
“El que no ama no ha llegado a conocer a Dios, porque Dios es amor”. (1Juan 4:8)
Conocer a Dios es condición imprescindible para amarse a uno mismo. No se puede llegar a amar a las personas y, mucho menos, amarse a lo interno si no tenemos la voluntad de acercarnos a Dios. En el momento en que Dios entra en nuestro corazón, lo purifica y, es allí, cuando nos amamos tal y como somos.
Mateo 22:36-8
“Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento”. (Mateo 22: 36-8)
Tienes dudas? pregunta aquí:
(o continúa leyendo)
Amar a Dios implica amar su creación. Nada de lo que Dios ha creado es imperfecto, puesto que Él es perfecto. Si amas a Dios con todas tus energías y te concentras en eso cada día, descubrirás que tú también formas parte de toda la creación y que, por ende, eres perfecto. En consecuencia, habrás aprendido a amarte.
Hechos 20: 35
“En todo les he demostrado que deben trabajar así de duro para ayudar a los que son débiles y que deben recordar estas palabras que dijo el Señor Jesús: ‘Hay más felicidad en dar que en recibir’”. (Hechos 20:35)
El amor es donación y es entrega. Una persona que realmente está en paz consigo misma busca siempre regalar alegría a los demás. Las primeras comunidades cristianas comprendieron esta lección sobre el amor y la pusieron en práctica. A ejemplo de Jesús ayudaban a los más desfavorecidos y de esa manera cultivaban el amor.
Levítico 19:18
“No te vengarás ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo. Más bien, amarás a tu prójimo como a ti mismo. (Lv 19:18).
El amor propio está relacionado con el amor a los demás. Una persona que actúa con rencor y dejándose dominar por el odio no tiene dentro de sí el amor de Dios. Es por esta razón que resulta fundamental perdonar a los demás y así sanar las heridas que pudiesen permanecer en nuestro corazón.
Levítico 19:34
“Como a un natural de ustedes considerarán al extranjero que resida entre ustedes. Lo amarás como a ti mismo, porque extranjeros fueron ustedes en la tierra de Egipto. Yo, el Señor, su Dios”. (Lv 19:34).
Imagínate convivir con un extraño y que de repente Dios te diga que debes amarlo como a ti mismo. La filosofía de nuestro Creador funciona, sin duda, de esa manera. No se trata de que por conveniencia lo trates con amabilidad. Se trata de que lo trates con el valor y la dignidad de un hijo de Dios y, para lograr eso, se necesita tener el corazón desbordado de amor.
Cantares 8:7
“Las poderosas aguas no pueden apagar el amor ni lo pueden anegar los ríos. Si el hombre diera todas las riquezas de su casa para comprar el amor, de cierto lo despreciarían”. (Cantares 8:7).
El amor gratuito se recibe y gratuito se da. No hay mayor riqueza que sentir que Dios habita en el corazón y que desde allí ordena y dirige nuestras acciones hacia el bienestar de los que nos importan.
Filipenses 2:4
“Cada uno debe velar no sólo por sus propios intereses sino también por los intereses de los demás”. (Filipenses 2:4)
El egoísmo es ausencia de amor propio. Una persona que solo vela por sus intereses, sin importar el de los demás, no tiene a Dios en su corazón. Por el contrario, mientras más nos dediquemos a ayudar a los demás, mayor es el aumento del amor en nosotros.
Lucas 5:29
“Luego Leví organizó un gran banquete para recibir a Jesús en su casa. Había un gran número de cobradores de impuestos y otras personas que estaban comiendo con ellos”. (Lucas 5:29).
Jesús se sienta a comer con personas cuyas reputaciones no eran las mejores. El amor es el único que mueve a este tipo de actos. Si mantenemos la mirada fija en Jesús, el Maestro, dejándonos guiar por Él, es casi seguro que de nosotros surgirán acciones similares.
Proverbios 3:12
“Porque el Señor disciplina al que ama, como el padre al hijo a quien quiere” (Proverbios 3:12).
El amor de Dios instruye, corrige y guía. Tal cual como lo hacen los padres con sus hijos. Muchas veces esas correcciones nos llegan por medio de otras personas. En ese momento podemos llegar a sentir que nadie debe involucrarse en nuestros actos, puesto que somos libres. Sin embargo, al tener a Dios en tu corazón, seguramente sabrás acoger todo lo que viene de Él.
Juan 14:31
“Pero, para que el mundo sepa que amo al Padre, hago exactamente lo que el Padre me ha mandado. Levántense, vámonos de aquí” (Juan 14:31)
El amor que Dios nos enseña llega a límites que sobrepasan nuestras facultades racionales. Jesús comprendió que debía dar su vida por la humanidad para que las personas fuesen libres. También nosotros, si tenemos amor, sabremos escuchar el llamado de Dios y seremos obedientes.
Mateo 6: 14
“Porque si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial”. (Mateo 6:14)
El amor propio tiene que llevarnos a perdonar, no una sola vez, incluso hasta setentas veces siete. Porque quien experimenta el perdón de Dios descubre que su misericordia abraza y cubre a todos por igual.