Explicación de Levítico 3:7

Levítico 3:7: Presentar un cordero como ofrenda a Jehová

Contexto histórico y religioso

Levítico es uno de los libros del Antiguo Testamento de la Biblia y pertenece al grupo de los libros de la ley, junto con Éxodo, Números y Deuteronomio. En él, se presentan las leyes y normas que Dios estableció a los israelitas para su vida religiosa, social y moral.

La ofrenda de cordero era una de las ofrendas que los israelitas debían presentar a Jehová en el templo. Esta ofrenda se hacía como agradecimiento por las bendiciones recibidas, como petición por una petición especial o para expiar algún pecado. La presentación de la ofrenda tenía que hacerse de manera respetuosa y sin defectos en el animal ofrendado.

Significado y aplicación en nuestra vida

Tienes dudas? pregunta aquí:

(o continúa leyendo)

Preguntar

Quieres leer sin estos anuncios? Toca aquí para quitarlos.

El ofrecer un cordero como ofrenda implica hacer un sacrificio para honrar a Dios y agradecerle por sus bendiciones. Hoy en día, podemos aplicarlo a nuestra vida espiritual al presentar no solamente corderos sino sanidad, perdón, amor, bondad, entre otros dones que Dios nos ha regalado.

Al ofrecer nuestros dones y talentos, también estamos haciendo un sacrificio ante Himno como agradecimiento por todo lo que nos ha dado y alabándolo de la manera en que nos ha enseñado.

El cordero, en la Biblia, es un símbolo de pureza e inocencia. Al ofrecer un cordero, se debe presentar ante Jehová sin manchas y sin daños. De igual manera, nuestra vida debe estar dispensada de impurezas y malos convivios, por eso debemos esforzarnos por vivir en santidad y pureza.

Reflexión final

La ofrenda de cordero en Levítico 3:7 es un acto de adoración y agradecimiento a Dios. Hoy en día, podemos aplicar este versículo en nuestras vidas al hacer sacrificios a Dios como demostración de amor y gratitud por todo lo que nos ha dado.

En nuestras ofrendas podemos presentar nuestros errores, flaquezas y debilidades, para que Él nos siga guiando y fortaleciendo en la vida. Debemos esforzarnos por mantener nuestra vida libre de pecado y mancha, para poder ofrecer nuestra vida como una ofrenda aceptable y agradable a nuestro Señor.