Explicación de Hechos 14:18

Hoy en día, en el mundo moderno en el que vivimos, es fácil olvidarse de las prácticas religiosas y de la importancia de hacer sacrificios. Sin embargo, en la Biblia, encontramos numerosas referencias a la práctica antigua de ofrecer sacrificios como una forma de demostrar devoción y gratitud a Dios. En Hechos 14:18, leemos sobre la dificultad que tenían algunos en impedir que las multitudes les ofrecieran sacrificios, a pesar de que estaban tratando de disuadirlas de hacerlo.

En el versículo precedente, Pablo y Bernabé habían curado a un hombre cojo en Licaonia, lo que había llevado a que la multitud creyera que eran dioses venidos del cielo. Los sacerdotes de un templo local intentaron persuadirles de que no recibieran sacrificios, pero esto resultó difícil, porque la gente estaba tan agradecida y atribuía su curación a la pareja.

Este pasaje de la Biblia ilustra no solo la práctica antigua de ofrecer sacrificios, sino la necesidad humana de agradecer y mostrar devoción a los seres superiores. ¿Cuántas veces en nuestra propia vida hemos experimentado agradecimiento y devoción por los seres queridos, los amigos y familiares, los héroes e ídolos, los maestros y mentores, las figuras religiosas, o simplemente por la vida en sí misma? La necesidad de expresar nuestro agradecimiento y amor por aquellos que nos importan es natural y muy humana.

Pero muchas veces este agradecimiento y amor se extiende hacia otros, hacia objetos materiales, hacia posesiones mundanas y hacia nuestros propios egos. Nos olvidamos de agradecer al ser que nos ha dado la vida y de quien dependemos en todo momento. Lejos de ser una práctica ritualista u obsoleta, ofrecer sacrificios es una forma de recordar nuestra posición humilde y nuestra dependencia de Dios.

Hay muchas formas en que podemos ofrecer sacrificios al creador, incluso en el mundo moderno. Podemos ofrecer nuestra gratitud y amor a través de la oración, del sacrificio de nuestros malos hábitos y acciones, de la ayuda a los demás, del servicio a la comunidad, de la exploración de nuestra propia alma y, sobre todo, del amor por los seres queridos.

Pero he aquí la dificultad: el mundo moderno nos hace pensar que somos autosuficientes y que somos los amos de nuestras vidas. Esto nos lleva a negar la existencia de un ser superior y a hacer nuestra propia voluntad. Pero recordemos que la vida no se trata solo de nuestra prosperidad y éxito; se trata de la gratitud y de la devoción al ser que nos ha dado la vida y el amor que nos rodea.

En conclusión, podemos aprender mucho de Hechos 14:18. Nos enseña que expresar gratitud y devoción a través de sacrificios puede ayudarnos a recordar nuestra posición humilde y nuestra dependencia de Dios. Podemos ofrecer sacrificios de muchas formas en nuestras vidas, y debemos recordar siempre que nuestra vida no se trata solo de nuestra prosperidad y éxito, sino de la gratitud y devoción hacia nuestro ser superior.