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Estudio del Versículo 20, Capítulo 6, Libro de Hebreos del Nuevo Testamento de la Biblia. Autoría: Pablo 7.
Versículo Hebreos 6:20
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¿Qué significa Hebreos 6:20?, su importancia y reflexiones que podemos conocer de este verso:
Jesús, nuestro Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec
El versículo de Hebreos 6:20 nos muestra la figura de Jesús como Sumo Sacerdote eterno, algo que se destaca en todo el libro de Hebreos. Jesús es nuestro mediador con Dios, aquel que se ofreció a sí mismo en sacrificio por nuestros pecados, y por eso es el Sumo Sacerdote perfecto, eterno y de un orden superior al de Aarón.
El sacerdocio de Melquisedec
Melquisedec es mencionado en la Biblia como "sacerdote del Dios altísimo" en Génesis 14:18. Su figura es enigmática, ya que se dice que no tenía padre ni madre ni genealogía, algo poco común en la cultura hebrea, donde se valoraba tanto el linaje y la descendencia.
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Sin embargo, lo que más llama la atención de Melquisedec es que Abraham le dio el diezmo, es decir, la décima parte de todo lo que poseía. Esto se menciona en Hebreos 7:4, donde se describe cómo Melquisedec recibió el diezmo de Abraham y lo bendijo. Después, se dice que "sin ninguna contradicción, el menor es bendecido por el mayor" (Hebreos 7:7).
Esta figura misteriosa es importante porque es mencionada en Hebreos como un tipo de Cristo, ya que ambos son sacerdotes eternos y no tienen genealogía sacerdotal. Además, el hecho de que Melquisedec recibiera el diezmo de Abraham y lo bendijera, es considerado por algunos como una especie de anticipación del sacerdocio de Jesús.
Jesús, nuestro Sumo Sacerdote eterno
El versículo de Hebreos 6:20 nos muestra a Jesús como el precursor que entró por nosotros al Lugar Santísimo del templo celestial para siempre. Esto quiere decir que Jesús fue el que abrió el camino hacia la presencia de Dios para nosotros, y que no necesitamos ningún otro intermediario para acercarnos a Dios.
En Hebreos 4:14-16 se dice que Jesús es nuestro gran Sumo Sacerdote, pues "tenemos un sumo sacerdote que penetró en el cielo mismo, Jesús el Hijo de Dios" (Hebreos 4:14). Además, se nos invita a "acercarnos, pues, con confianza al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro" (Hebreos 4:16).
Jesús es el Sumo Sacerdote perfecto porque él mismo se ofreció en sacrificio por nosotros. No necesita ofrecer sacrificios diarios como los sacerdotes del Antiguo Testamento, sino que su sacrificio fue de una vez y para siempre. "Mas éste, habiendo ofrecido para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios" (Hebreos 10:12).
Aplicación en nuestra vida
Jesús como nuestro Sumo Sacerdote eterno tiene muchas implicaciones en nuestra vida diaria. En primer lugar, significa que no necesitamos recurrir a ningún otro mediador para acercarnos a Dios. No es necesario mediar a través de santos, vírgenes u otros seres espirituales; Jesús es el único mediador entre Dios y los hombres (1 Timoteo 2:5).
Además, el hecho de que Jesús haya ofrecido su vida por nosotros nos muestra su amor inmenso hacia nosotros. Él es el Sumo Sacerdote que se compadece de nuestras debilidades, pues ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, pero sin pecado (Hebreos 4:15).
Por último, el conocimiento de Jesús como nuestro Sumo Sacerdote nos debe llevar a una vida de adoración y obediencia a Dios. Debemos acercarnos con confianza al trono de la gracia para recibir ayuda en tiempo de necesidad, pero también debemos vivir vidas piadosas y santas, en obediencia a las enseñanzas de Jesús.
Conclusión
En resumen, el versículo de Hebreos 6:20 nos muestra a Jesús como nuestro Sumo Sacerdote eterno, un mediador perfecto entre Dios y los hombres. La figura de Melquisedec sirve como antecedente y anticipación de este sacerdocio superior. Debemos acercarnos a Dios con confianza y vivir vidas piadosas en obediencia a Jesús, nuestro gran Sumo Sacerdote.
Reflexión Corta: Hebreos Seis Veinte y la Gracia Infinita
En Hebreos 6:20 encontramos una invitación clara y conmovedora a acercarnos a Dios a través de Jesús, nuestro Sumo Sacerdote eterno. Esta verdad no solo resuena en nuestras mentes, sino que toca lo más profundo de nuestros corazones. Al saber que Jesús ha abierto el camino hacia la presencia divina con su sacrificio perfecto, somos llamados a descansar en su amor y a vivir con la seguridad de que no estamos solos. Su gracia nos abraza y nos transforma, ofreciendo un refugio eterno donde nuestras debilidades son comprendidas y nuestras súplicas son escuchadas. En su sacerdocio, encontramos paz, esperanza y la certeza de que nuestras vidas tienen un propósito en sus manos.
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