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Estudio del Versículo 18, Capítulo 8, Libro de Ezequiel del Antiguo Testamento en la Biblia. Autoría: Ezequiel.
Versículo Ezequiel 8:18
‘Pues también yo procederé con furor: mis ojos no mirarán con piedad, no tendré compasión. Gritarán a mis oídos con gran voz, pero no los escucharé».’
Ezequiel 8:18
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¿Qué significa Ezequiel 8:18?, su importancia y que podemos conocer en este versículo:
Ezequiel 8:18 - La Justicia Divina
Contexto Histórico
El libro de Ezequiel es uno de los libros más interesantes del Antiguo Testamento. En su contenido, se encuentra principalmente la relación que Dios estableció entre Israel y las naciones vecinas. En cuanto a la fecha de su escritura, se puede situar en el período de la cautividad babilónica, en el siglo VI a.C.
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El texto de Ezequiel 8:18 es una evidencia clara del juicio divino sobre la apostasía de la nación de Israel. Este pasaje describe una visión que tuvo el profeta Ezequiel, donde se le muestra el grado de inmoralidad y degradación al que habían llegado los líderes del pueblo de Israel. Se nos dice que Dios, a causa de los pecados de la nación, no tendría lástima de ellos y procedería con furor.
La Justicia de Dios
El texto de este versículo muestra la justicia de Dios en acto. La palabra justicia, en este contexto, se refiere a la equidad con la que Dios actúa en todas las situaciones. Es decir, Dios no hace acepción de personas y juzga a todos de la misma manera.
Es importante destacar que, en este pasaje, se evidencia la intervención de Dios en la historia de la nación de Israel para castigar su incredulidad, su desobediencia a las leyes divinas, esto no se trata de una venganza arbitraria o de una ferocidad divina sin sentido, sino que responde a un acto justo de castigo por las acciones pecaminosas del pueblo.
Reflexiones y Aplicación del Versículo
Este pasaje bíblico nos ayuda a reflexionar sobre la justicia de Dios, esta justicia que nos hace temblar, especialmente si consideramos nuestra propia vida en relación con los pecados que hemos cometido. Sin embargo, la respuesta de Dios al pecado no es siempre castigar o destruir. Dios es amor, y es capaz de perdonar todo pecado, no importa cuán grande sea.
Además, también se puede aplicar en nuestra vida el mensaje de que es necesario abandonar del mal y arrepentirnos de nuestros pecados, evitando a toda costa caer en la apostasía como lo hizo el pueblo judío de aquel entonces.
En conclusión, vemos en este versículo, la época en que Dios tomó medidas drásticas para corregir a su pueblo, y esto debe ser un llamado de atención para nosotros en la actualidad, para que no caigamos en los mismos pecados que el pueblo en aquel entonces y buscar siempre la justicia divina.
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