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Explicación y Significado y Estudio del Versículo 4, Capítulo 33, Libro de 2 Crónicas del Antiguo Testamento de la Biblia. Autoría: Esdras.
Versículo 2 Crónicas 33:4
‘Edificó también altares en la casa de Jehová, de la cual había dicho Jehová: «En Jerusalén estará mi nombre perpetuamente».’
2 Crónicas 33:4
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¿Qué significa 2 Crónicas 33:4?, su importancia y los mensajes que podemos aprender con este verso:
La Versatilidad de los Altos en la Biblia
Introducción
El versículo 2 Crónicas 33:4 es un ejemplo claro de cómo la Biblia nos enseña a través de sus historias y narraciones, que no basta simplemente con tener un conocimiento teórico de la palabra de Dios, sino que es fundamental poner en práctica lo que se aprende. En este artículo profundizaremos en la importancia de los altares en la Biblia y cómo la construcción de altos puede haber sido mal interpretada en algunos casos.
Contexto Histórico
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Este versículo se refiere a uno de los momentos más oscuros de la historia de Israel. Manasés, hijo de Ezequías, asumió el trono de Judá a los 12 años y reinó durante 55 años en Jerusalén, llevando a su pueblo a la más profunda idolatría y corrupción moral. 2 Crónicas 33:3-7 detalla cómo Manasés "edificó altares a los baales [...] y adoró a todo el ejército de los cielos, y los sirvió".
Significado de los Altares en la Biblia
En el Antiguo Testamento, los altares eran construidos principalmente para ofrecer sacrificios a Dios. Podían ser de cualquier forma o tamaño, y estaban hechos de tierra, piedra o madera. Algunas veces eran construidos en lugares específicos, como en el caso del altar construido por Noé después del Diluvio (Génesis 8:20), o del altar erigido por Abraham en Moriah (Génesis 22:9). Los altares también podían ser móviles, como el altar hecho por los israelitas en el desierto (Éxodo 27:1-8).
Algunos altares eran utilizados para la adoración de dioses falsos, como lo hizo Manasés en este caso. En estos casos, la construcción de altares se consideraba una abominación a los ojos de Dios. Pero en otros casos, cuando los altares eran construidos y usados para adorar al verdadero Dios, eran considerados una parte central de la vida de la comunión con Dios.
Interpretación errónea de 2 Crónicas 33:4
Dado que Manasés construyó altares en la casa de Jehová, algunos pueden pensar que esto significa que la construcción de altares en la casa de Dios es aceptable. Sin embargo, esta lectura es errónea. En el contexto del reinado de Manasés, la construcción de altares en la casa de Yahvé fue una violación directa de la Ley de Dios. En Deuteronomio 12:4-5, Dios ordena a su pueblo adorar solo en el lugar que él había escogido, donde estaba ubicado el tabernáculo y, más tarde, el templo en Jerusalén.
Además, es evidente que la construcción de altares en el Templo no estaba en armonía con el propósito para el cual el Templo fue construido. El Templo de Jerusalén estaba destinado a ser un lugar de adoración a Dios, no un lugar de adoración a dioses falsos.
Aplicación en la vida
La construcción de altares y el uso de ellos en la adoración a Dios es una práctica que todavía puede encontrarse en algunos lugares de adoración cristianos. Basándonos en lo que se puede inferir del versículo 2 Crónicas 33:4 es fundamental que tengamos presente no malinterpretar el uso de los altares y se utilicen exclusivamente para alabar al Dios verdadero, glorificar su nombre y no para adorar a ídolos ni dioses falsos.
En lugar de altares físicos, la mayoría de los cristianos adoran y alaban a Dios a través de la oración, el canto y la escucha de la Palabra de Dios. En su sentido más profundo, la construcción de altares tiene más que ver con la actitud de adoración que con cualquier objeto físico. Como se indica en Salmo 51:19, "Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado, oh Dios, no desestimarás".
Reflexiones finales
Este versículo nos enseña la importancia de entender y aplicar correctamente las enseñanzas de la Biblia. A través de Manasés vemos cómo la construcción de altares para los dioses falsos en la casa de Yahvé es una abominación a los ojos de Dios y, por tanto, no debemos malinterpretar las palabras de la Biblia para justificar cualquier acción o práctica que vaya en contra de los principios fundamentales de la fe cristiana. En cambio, nuestra adoración debe ser verdadera, humilde y completa, centrada en el Dios verdadero y vivida diariamente con una actitud de obediencia a su Palabra.
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