Explicación de 1 Tesalonicenses 4:4

Efesios 5:22-33 “Mujeres, someteos a vuestros maridos como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así como la iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres deben someterse a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella para santificarla, habiéndola limpiado por el lavamiento del agua con la palabra, a fin de presentársela a sí mismo como una iglesia gloriosa, que no tenga mancha ni arruga ni nada semejante, sino que sea santa y sin mancha. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio, pero yo digo esto en cuanto a Cristo y a la iglesia. En todo caso, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete a su esposo.”

Estos versículos de Efesios 5:22-33 se han convertido en el centro de una conversación en torno al papel de la mujer en la iglesia y en la vida matrimonial. Alguna gente puede encontrar estas enseñanzas bastante ofensivas y absolutamente intolerables. Sin embargo, los creyentes deben entender que la Biblia es una fuente de autoridad en la vida cristiana, y por lo tanto, sus enseñanzas son dignas de ser examinadas.

El contexto cultural y social de la época en que estos versículos fueron escritos es muy diferente a lo que se vive en la actualidad. Las relaciones entre marido y mujer eran muy diferentes en aquellos tiempos. Sin embargo, hay lecciones muy importantes que podemos extraer de estos versículos que aún son relevantes y aplicables en la vida cotidiana.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que estas palabras no deben interpretarse como una justificación para el abuso físico, emocional o mental de la mujer. En cambio, enfatizan la importancia de la esposa y sus responsabilidades como parte de una pareja matrimonial. Las mujeres son llamadas no solo a someterse a sus maridos, sino también a respetarlos. Por otro lado, los maridos son exhortados a amar y cuidar de sus esposas como se ama a uno mismo.

En términos prácticos, esto nos lleva a comprender que la importancia del matrimonio no radica solo en la felicidad personal, sino también en la gloria de Dios. Debemos esforzarnos por mantener la santidad y la pureza en nuestro matrimonio. ¡Debe ser una relación que sea santificada y purificada a través del amor y el respeto y al servicio mutuo!

Otra lección que podemos aprender de estos versículos es sobre la importancia del liderazgo en la iglesia. El marido es llamado a ser el líder y protector de su familia, y asumir las responsabilidades de su papel. Igualmente, los pastores y líderes de la iglesia son llamados a ser líderes y protectores de su congregación. Deben estar dispuestos a servir a sus iglesias y a las personas bajo su cuidado, como Cristo lo hizo con la iglesia.

Finalmente, cuando los esposos cumplen con sus responsabilidades según la enseñanza bíblica, se edifica una relación matrimonial fuerte y saludable. El marido debe tratar a su esposa con respeto y amor, y no maltratarla de ninguna manera. La esposa, por su parte, debe someterse a su esposo de buena gana y con amor. En una sociedad donde fallos y vidas rotas son cada vez más comúnes, debemos alentar que las parejas hagan lo posible para mantener y fortalecer el matrimonio, y encaminarlo hacia Dios.

En resumen, estos versículos de Efesios 5:22-33 no deben ser una fuente de controversia y conflicto, sino más bien una fuente de enseñanza y guía para las relaciones matrimoniales saludables. Debemos entender su contexto cultural y social, pero enfatizar los valores que siguen siendo relevantes y aplicables en la actualidad.