Lectura y Explicación del Capítulo 18 de Salmos:
1 Te amo, Jehová, fortaleza mía.
3 Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, y seré salvo de mis enemigos.
4 Me rodearon los lazos de la muerte y los torrentes de la destrucción me atemorizaron.
5 Los lazos del seol me han rodeado, me tendieron redes de muerte.
8 Humo subió de su nariz y de su boca fuego consumidor; carbones fueron por él encendidos.
9 Inclinó los cielos y descendió, y había densas tinieblas debajo de sus pies.
10 Cabalgó sobre un querubín y voló; voló sobre las alas del viento.
12 Por el resplandor de su presencia, pasaron sus nubes: granizo y carbones ardientes.
13 Tronó en los cielos Jehová, el Altísimo dio su voz: granizo y carbones de fuego.
14 Envió sus saetas y los dispersó; lanzó relámpagos y los destruyó.
16 Envió desde lo alto y me tomó, me sacó de las muchas aguas.
17 Me libró de mi poderoso enemigo y de los que me aborrecían, pues eran más fuertes que yo.
18 Me asaltaron en el día de mi desgracia, pero Jehová fue mi apoyo.
19 Me sacó a lugar espacioso; me libró, porque se agradó de mí.
21 porque yo he guardado los caminos de Jehová, y no me aparté impíamente de mi Dios,
22 pues todos sus juicios estuvieron delante de mí y no me he apartado de sus estatutos.
23 Fui recto para con él y me he guardado de hacer lo malo,
25 Con el misericordioso te mostrarás misericordioso, y recto con el hombre íntegro.
26 Limpio te mostrarás con el limpio y severo serás para con el tramposo,
27 porque tú salvarás al pueblo afligido y humillarás los ojos altivos.
28 Tú encenderás mi lámpara; Jehová, mi Dios, alumbrará mis tinieblas.
29 Contigo desbarataré ejércitos y con mi Dios asaltaré ciudades amuralladas.
31 ¿Quién es Dios sino sólo Jehová? ¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios?
32 Dios es el que me reviste de poder y quien hace perfecto mi camino;
33 quien hace mis pies como de venados y me hace estar firme sobre mis alturas;
34 quien adiestra mis manos para la batalla, para tensar con mis brazos el arco de bronce.
36 Ensanchaste mis pasos debajo de mí y mis pies no han resbalado.
37 Perseguí a mis enemigos y los alcancé; no volví hasta acabarlos.
38 Los herí de modo que no se levantaran; cayeron debajo de mis pies,
39 pues me has revestido de fuerzas para el combate; has humillado a mis enemigos debajo de mí.
40 Has hecho que mis enemigos me vuelvan las espaldas, para que yo destruya a los que me odian.
41 Clamaron, y no hubo quien salvara; aun a Jehová, pero no los oyó.
42 Los molí como polvo delante del viento; los lancé afuera como a lodo de las calles.
44 Al oír de mí, me obedecieron; los hijos de extraños se sometieron a mí.
45 Los extraños se debilitaron y salieron temblando de sus encierros.
46 ¡Viva Jehová y bendita sea mi roca! Y enaltecido sea el Dios de mi salvación,
47 el Dios que venga mis agravios y somete pueblos debajo de mí,
49 Por tanto yo te confesaré entre las naciones, Jehová, y cantaré a tu nombre.