Explicación de Juan 7:15

En el Evangelio de Juan, capítulo 7 y versículo 15, podemos encontrar una interesante anécdota que se presentó en una de las ocasiones en que Jesús estaba enseñando a la multitud. Los judíos presentes se mostraron admirados por el conocimiento que tenía Jesús, ya que no había asistido a ninguna escuela rabínica para estudiar la Torá, y por lo tanto, no se consideraba acreditado para enseñar a los demás.

Este versículo es una muestra de la incredulidad y el asombro que causaba la enseñanza de Jesús, no solo por su capacidad de explicar la palabra de Dios de una manera clara y concisa, sino también por la sabiduría que parecía fluir naturalmente en él, aunque nunca se le hubiera enseñado tradicionalmente.

La reacción de los judíos es comprensible, ya que en su tiempo, la educación rabínica era la única forma de obtener un conocimiento completo de las escrituras. Sin embargo, lo interesante aquí es que Jesús, aunque no había estudiado de manera formal, tenía un profundo conocimiento de las enseñanzas de su Padre Celestial y esto es un ejemplo para nosotros.

A menudo subestimamos la importancia de tener una relación personal con Dios y pensar que la única forma de comprender su mensaje es a través del estudio intensivo de la Biblia o asistiendo a cursos religiosos en la iglesia. Pero lo cierto es que el verdadero conocimiento y la sabiduría solo pueden ser obtenidos a través de una conexión directa con nuestro Creador.

Si bien es cierto que estudiar la Biblia es importante y nos ayuda a mantenernos en sintonía con la voluntad de Dios, no podemos depender únicamente de nuestro propio conocimiento. Debemos pedir al Espíritu Santo que nos guíe en nuestro entendimiento y nos muestre la verdad.

Asimismo, es interesante reflexionar sobre la actitud de los judíos en el versículo. En lugar de aceptar la enseñanza de Jesús y permitir que el Espíritu Santo les guiara a una mayor comprensión, se mostraron incrédulos y confiaron únicamente en su propio entendimiento.

Igualmente, en la actualidad, muchas veces nos enfocamos solo en nuestro conocimiento teórico y no permitimos que el Espíritu santo se manifieste en nuestras vidas y nos ayude a comprender la verdad que se encuentra en nuestras lecturas y estudios.

En conclusión, el versículo de Juan 7:15 nos recuerda que el verdadero conocimiento y la sabiduría solo pueden ser obtenidos a través de una conexión personal y directa con Dios. No debemos depender únicamente de nuestro propio conocimiento, sino pedir al Espíritu Santo que guíe nuestras mentes y nos muestre la verdad. Repasando la reacción de los judíos, debemos estar abiertos y dispuestos a aceptar la enseñanza de Dios, incluso si no siempre es lo que esperamos o creemos que sabemos.