En las Sagradas Escrituras, el concepto de pactar almas no aparece explícitamente bajo ese término, pero si profundizamos en las Escrituras, encontraremos que la idea de formar acuerdos o alianzas está profundamente arraigada en las prácticas y enseñanzas bíblicas. Estos pactos marcan profundas promesas entre Dios y la humanidad, y reflejan el firme compromiso de Dios de relacionarse con sus hijos.
El Significado de los Pactos en la Biblia
Los pactos bíblicos son acuerdos solemnes hechos entre dos partes; estos no solo implican promesas o compromisos, sino también estipulan consecuencias en caso de no cumplirse. Los pactos entre Dios y los seres humanos suelen ser iniciados por Dios y reflejan Su amor incondicional y misericordia hacia la humanidad. El Antiguo Testamento está repleto de relatos de pactos como los que Dios estableció con Abraham, Noé y Moisés, con el objetivo de guiar y proteger a su pueblo.
El Nuevo Pacto en Cristo
El Nuevo Testamento revela una nueva dimensión de los pactos bíblicos: el nuevo pacto en la sangre de Jesucristo. Jesús mismo declara durante la Última Cena «esta copa es el nuevo pacto en mi sangre» (Lucas 22:20). Este pacto supera y cumple todos los anteriores, ofreciendo salvación y vida eterna a todos aquellos que creen en el sacrificio y resurrección de Cristo.
La Comisión Divina de Ganar Almas
Mientras que ‘pactar almas’ no es un término usado directamente en el texto bíblico, los creyentes son ciertamente llamados a compartir el Evangelio y llevar a otros a Cristo. Esta misión se basa en el mandato de Jesús conocido como la Gran Comisión, donde Él instruye a sus discípulos a «ir y hacer discípulos de todas las naciones» (Mateo 28:19). Así, cada creyente tiene el deber de ser un instrumento a través del cual otros pueden venir a conocer y entrar en el nuevo pacto.
Fomentando Relaciones que Reflejen el Amor de Dios
Además de la evangelización, pactar almas puede referirse a establecer relaciones intencionadas basadas en principios cristianos. Esto significa ser verdaderos embajadores de Cristo, mostrando su amor y misericordia en nuestras interacciones diarias. Fomentar amistades y comunidades que reflejen la luz del Evangelio es parte esencial de vivir una fe que busca extender el reino de Dios en la Tierra.
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En la vida cristiana, ser instrumentos para ‘pactar almas’ implica ser fieles testigos del amor y salvación que Dios ofrece. En cada paso que damos, en cada palabra que hablamos y en cada corazón que tocamos, estamos participando en la gran obra de Dios, llamando a todos a formar parte de Su familia eterna. Que cada uno de nosotros pueda ser inspirado para llevar adelante esta misión celestial con pasión y compromiso.