Explicación de Salmos 38:20

Salmos 38:20 - El mal pago por el bien

Contexto bíblico del Salmo 38

El Salmo 38 es un salmo de lamentación que se atribuye al rey David. En él, David expresa su angustia y sufrimiento por su enfermedad y por la traición de sus amigos. A través de este Salmo, David suplica el perdón y la misericordia de Dios. El versículo 20 se encuentra en la última estrofa del Salmo, y en él David se queja de aquellos que le han pagado mal por haber hecho el bien.

Reflexionando sobre el versículo

David está pasando por un momento difícil en su vida, no solo físicamente, sino también emocionalmente. Está experimentando dolor y sufrimiento, por lo que su deseo natural es recibir apoyo y amor de aquellos a su alrededor. Sin embargo, para su sorpresa, algunos han respondido de manera negativa y desagradecida a su ayuda y dedicación. Ellos le han pagado mal por haber hecho el bien.

Este versículo nos muestra que no todos los que están a nuestro alrededor son necesariamente leales o agradecidos por nuestras acciones. Muchas veces, podemos encontrarnos en situaciones donde nuestros esfuerzos y buenas intenciones no son recompensados como esperábamos. A menudo, en lugar de gratitud, podemos recibir ingratitud o incluso hostilidad.

Consecuencias del mal pago

Es difícil para nosotros lidiar con el mal pago después de haber hecho el bien. Nos preguntamos ¿por qué alguien actuaría de esa manera después de todo lo que hemos hecho por ellos? Este sentimiento puede conducirnos a la amargura y a la falta de esperanza en la humanidad. Sin embargo, esta actitud solo nos hace daño a nosotros mismos y no cambiará la forma en que otras personas actúan.

Por otro lado, la Biblia nos muestra que debemos seguir haciendo el bien a pesar de la ingratitud o el mal pago. En Lucas 6:35, Jesús dice que debemos amar a nuestros enemigos y hacer bien a aquellos que nos odian. El cristiano no debe hacer el bien esperando algo a cambio, sino como un acto de amor y devoción a Dios.

Cómo aplicarlo en nuestra vida

El Salmo 38:20 nos invita a reflexionar sobre nuestra actitud hacia los demás. Cuando hacemos algo bueno por alguien más, debemos hacerlo sin esperar nada a cambio. Si recibimos una respuesta negativa, en lugar de enojarnos o deprimirnos, debemos tomarlo como una oportunidad para crecer en nuestra fe y amor a Dios.

Nuestra recompensa no proviene de los demás, sino de Dios. En Mateo 6:4, Jesús habla de cómo nuestro Padre celestial que ve en secreto recompensa lo que hacemos en secreto. Debemos seguir haciendo el bien, no importa la respuesta de los demás, sabiendo que estamos haciendo lo correcto.

Conclusión

En resumen, el Salmo 38:20 nos muestra que podemos experimentar el mal pago luego de hacer el bien, pero debemos hacer el bien sin esperar nada a cambio. Debemos recordar que nuestra recompensa no proviene de los demás, sino de Dios. A través de este versículo, aprendemos la importancia de ser fieles a nuestros principios y valores, incluso cuando los demás no los comparten. En lugar de permitir que el mal pago nos desanima, debemos permitir que nos impulse a crecer en nuestra fe y amor a Dios.