Explicación de Lucas 7:40

Lucas 7:40 es un versículo que contiene una conversación entre Jesús y Simón, uno de los fariseos. En este pasaje vemos a Jesús en la casa de Simón, y una mujer que era conocida como pecadora se acerca a sus pies llorando, y los besa mientras los unge con perfume. Simón se siente incómodo al ver a esta mujer en la casa, y Jesús le cuenta una parábola sobre dos deudores. Al finalizar, Jesús le dice a Simón: "Entonces, respondiendo Jesús, le dijo: - Simón, una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: - Di, Maestro".

Este versículo nos muestra la humildad de Jesús al dirigirse a Simón como "Maestro". También demuestra la confianza que Simón tenía en Jesús al pedirle que hablara, y la disposición del Maestro a intercambiar ideas. Lo que Jesús tenía que decir a Simón era una lección importante.

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Sin embargo, el resto del pasaje nos muestra algo aún más significativo: la forma en que Jesús defendió a la mujer pecadora que había ungido sus pies. Esto nos muestra que Jesús no está interesado en juzgar a las personas por sus acciones pasadas, sino que está más preocupado por su corazón y su arrepentimiento.

Esta enseñanza es relevante en nuestra vida cotidiana, en la que es fácil mirar a alguien y juzgarlos por su apariencia o acción pasada. Pero Jesús nos enseña que debemos mirar más allá de la superficie y buscar el corazón de las personas. Debemos ser como Él, perdonando a los que nos han ofendido y mostrándoles amor y compasión.

¿Qué puede hacer este versículo por nosotros? Nos ayuda a reflexionar sobre cómo tratamos a los demás, y a buscar el arrepentimiento en nosotros mismos. También puede ayudarnos a reconsiderar nuestras actitudes hacia los demás, y a practicar la compasión en lugar del juicio.

En conclusión, Lucas 7:40 nos enseña una lección valiosa sobre cómo debemos tratar a los demás y buscar la compasión en nuestro corazón. Miremos más allá de la superficie y encontremos la bondad en el corazón de nuestros hermanos y hermanas.