Explicación de Hechos 2:36

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Significado del Versículo 36, Capítulo 2, Libro de Hechos del Nuevo Testamento en la Biblia. Autor: Lucas.

Versículo Hechos 2:36

‘Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha hecho Señor y Cristo».’

Hechos 2:36

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¿Qué significa Hechos 2:36?, su importancia y lecciones que podemos conocer de este versículo:

Introducción

El libro de Hechos es una pieza clave en el Nuevo Testamento, ya que narra el surgimiento de la Iglesia y cómo se propagó su mensaje en los primeros años después de la resurrección de Jesucristo. En el capítulo 2, el Espíritu Santo desciende sobre los discípulos en el día de Pentecostés, quienes comienzan a hablar en diferentes lenguas y a testificar sobre las maravillas de Dios.

En este artículo, profundizaremos en el versículo Hechos 2:36, donde el apóstol Pedro se dirige a la multitud que se había reunido después de presenciar el fenómeno sobrenatural y la increíble predicación de los discípulos.

Jesús, el Señor y el Cristo

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En este versículo, Pedro se dirige específicamente a la casa de Israel, es decir, al pueblo judío, a quienes acusa de haber crucificado al Mesías. Pero luego, les revela una verdad que probablemente les resulte sorprendente y desafiante: que este Jesús, que ellos rechazaron y condenaron a muerte, ha sido hecho Señor y Cristo por Dios.

La palabra "Señor" (kurios) es una de las más usadas en el Nuevo Testamento para referirse a Jesús como el que tiene autoridad y sobre todo, como el que merece ser adorado. Por su parte, "Cristo" (Jristós) es un término que proviene del hebreo meshiach, que significa ungido y se refiere al Mesías esperado por el pueblo judío.

De esta manera, Pedro está señalando que Jesús es el cumplimiento de las profecías mesiánicas, que se anunciaban en la Torá y los Profetas. Los judíos esperaban a un Mesías que vendría como un rey político y militar, que los liberaría del yugo romano, pero Jesús les mostró que su reino no era de este mundo, sino que venía a establecer el Reino de Dios.

La importancia de la resurrección

Una de las razones por las que Pedro puede declarar que Jesús ha sido hecho Señor y Cristo, es gracias a la resurrección. El hecho de que Jesús haya resucitado de entre los muertos, después de haber sido crucificado y sepultado, es la prueba irrefutable de que él era el Mesías prometido.

Si Jesús no hubiera resucitado, su muerte habría sido en vano y no tendría sentido llamarlo Señor y Cristo. Pero gracias a la resurrección, se establece que Jesús es el Hijo de Dios, que tiene poder sobre la vida y la muerte, y que ha vencido al pecado y al mal.

Aplicación en nuestra vida

Este versículo nos recuerda la importancia de reconocer a Jesús como el Señor y el Cristo, como el Mesías y el Salvador de la humanidad. Sabiendo que Jesús tiene autoridad sobre nuestras vidas, debemos estar dispuestos a someternos a su voluntad y a seguir sus enseñanzas, tal como lo hicieron los primeros discípulos.

Además, esta verdad nos invita a reflexionar sobre la forma en que tratamos a Jesús en nuestra vida cotidiana. ¿Lo hemos crucificado simbólicamente, rechazándolo o ignorando sus enseñanzas? ¿O lo hemos reconocido como Señor y Cristo, entregándole nuestra vida y nuestros planes?

Este versículo también nos enseña que, aunque podemos haber fallado en reconocer a Jesús como Señor y Cristo en el pasado, siempre hay oportunidad de cambiar y de arrepentirnos. Debemos recordar que el perdón y la salvación están disponibles para todo aquel que se acerca humildemente a Dios.

Resolviendo dudas

¿Por qué Pedro dirige estas palabras específicamente a la casa de Israel? Es importante recordar que Pedro y los demás primeros discípulos eran judíos, y que su misión era principalmente llevar el mensaje del evangelio a sus compatriotas. Los primeros convertidos y las primeras iglesias fueron de hecho en gran parte judíos, y la iglesia naciente aún tenía mucho que aprender sobre la inclusión de los gentiles.

¿Cómo puede ayudarnos este versículo a fortalecer nuestra fe? Saber que Jesús es el Señor y el Cristo, es decir, el Salvador prometido y el dueño de nuestras vidas, puede ser una fuente de consuelo y de esperanza. También puede ayudarnos a mantenernos enfocados en lo esencial de nuestra fe y a no dejarnos llevar por las distracciones del mundo.

Conclusiones

El versículo Hechos 2:36 es una declaración contundente de la autoridad y el poder de Jesucristo, que es el Señor y el Cristo. Este versículo nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con Jesús y a reconocerlo como el Mesías prometido y el Salvador de la humanidad. Además, nos recuerda la importancia de la resurrección, como prueba irrefutable de la divinidad de Jesús.

Reflexión Corta: El Llamado de Hechos 2:36

En Hechos 2:36, se nos presenta un desafío profundo: reconocer a Jesús no solo como un personaje histórico, sino como nuestro Salvador y Rey. Este verso nos invita a hacer un examen de conciencia: ¿hemos permitido que su autoridad transforme nuestra vida diaria? En un mundo lleno de distracciones, recordar que Él es el Señor y el Cristo nos llama a una relación más íntima y comprometida con Dios. Es el momento de abrir nuestros corazones y aceptar su soberanía.

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Significado e interpretación del Versículo 36 del capítulo 2 de Hechos en la Biblia:

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