En las páginas sagradas de la Biblia, el concepto del fin está envuelto en misterio y revelación. Este no solo denota el cierre de algo, sino también el umbral hacia un nuevo comienzo, una etapa en la historia de la humanidad cargada de esperanza y divinas promesas.
El Fin en el Contexto Bíblico
Cuando hablamos del fin según la Biblia, nos adentramos en una rica tapestría de profecías y enseñanzas. El libro del Apocalipsis nos habla de signos, símbolos y eventos que preceden el retorno triunfal de Jesucristo. Las Escrituras detallan este tiempo con catástrofes y grandes tribulaciones, pero también con la promesa de una nueva Jerusalén celestial donde el lamento y el dolor ya no tendrán lugar.
El Mensaje de Esperanza
En medio de las visiones apocalípticas, emerge la voz consoladora de Jesús afirmando, «Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin». Este mensaje de esperanza destaca que, a pesar de las turbulencias, Dios está en control y tiene preparado un futuro glorioso para aquellos que confían en Él.
La Parusía: El Regreso Prometido
El término ‘Parusía’ se refiere a la segunda venida de Cristo, un evento central del fin profetizado en las Escrituras. Este momento es esperado con gran anticipación por los creyentes, ya que significa la restauración de todas las cosas y la instauración del reino eterno de Dios. La promesa de que «todo ojo le verá» subraya que será un evento universal, indiscutible y que cambiará el curso de la historia.
El Llamado a la Vigilancia
Frente a la incertidumbre del momento exacto del fin, Jesús exhortó a sus discípulos a estar alerta y vivir de manera que estén preparados en todo momento. Esta llamada a la vigilancia no es para incitar al miedo, sino para fomentar una vida coherente con los valores del Evangelio, amando a Dios y al prójimo, y sirviendo con integridad.
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En medio de las interpretaciones y especulaciones sobre el fin, lo que resuena con claridad es la invitación a confiar en la soberanía de Dios y vivir con fe y esperanza. La promesa de un nuevo comienzo sella cada página de la revelación bíblica y nos alienta a mirar al futuro con confianza, sabiendo que, al final de cuentas, el amor de Dios prevalece. Recordemos siempre, como se dice en las sagradas escrituras, que «Dios es amor», y en Él encontramos nuestra paz eterna.