Alabar a Dios es una actividad que podemos hacer a toda hora y en todo momento. Desde que sale el sol, hasta su ocaso, siempre hay un buen momento para que adores a tu creador. Hay muchas maneras de hacerlo y en este artículo te mostraremos 11 versículos sobre adoración y alabanza a Dios que seguramente no conocías.
Mejores versículos de la biblia sobre adoración y alabanza a Dios:
Éxodo 15:2
El Señor es mi fortaleza y mi cántico; ¡el Señor es mi salvación! Él es mi Dios, y lo alabaré; es el Dios de mi padre, y lo enalteceré (Ex 15:2).
Este cántico del éxodo es una hermosa manera de agradecer a Dios por su fidelidad, porque nunca se olvida de sus hijos. Al orar con este versículo podemos decirle al Señor que estamos agradecidos de su inmensa bondad para con nosotros.
Éxodo 15:11
¿Quién como tú, Señor, ¿entre los dioses? ¿Quién como tú, santo y magnífico, que realizas maravillosas hazañas y llevas a cabo sorprendentes prodigios? (Éxodo 15:11)
No cabe duda que el libro del Éxodo, en especial este versículo, nos recuerda que creemos en un Dios que hace cosas sorprendentes. Este cántico nos ayuda a comprender que para Dios no hay cosa imposible de lograr. Así como salvó al pueblo de Israel de la esclavitud, así también puede hacer cosas grandes en tu vida.
Deuteronomio 6:5
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“Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas”. (Deuteronomio 6:5)
¿Cómo no despertarse cada mañana y manifestar a Dios todo el amor que sentimos por Él? Seguramente sientes que Dios ha hecho tanto por ti que quieres expresarle en todo momento tu amor por Él. Si esto es así, una de las formas de alabarlo y adorarlo es con tus obras. Cada día tus actos deben demostrar que verdaderamente Dios ha entrado en tu corazón.
1 crónicas 16:34
“Aclamen al Señor, porque él es bueno; porque su misericordia es eterna” (1 Crónicas 16:34).
Cuando tu día esté por finalizar recuerda que Dios en todo momento ha estado presente manifestándote lo mucho que te ama. Él es tan bueno que cada día te regala la oportunidad de contemplar un nuevo amanecer. Este texto es bueno utilizarlo, por ejemplo, para agradecer a Dios en momentos donde la salud de nuestro cuerpo se haya restaurado.
Salmos 51:15
“Abre, Señor, mis labios, y mi boca proclamará tu alabanza” (Sal 51:15).
Este salmo lo podemos utilizar para alabar a Dios al iniciar la jornada, ya sea antes de irnos a trabajar, o bien antes de empezar cualquier actividad de la mañana. Con esta exclamación buscamos que Dios sea prioridad, ya que le pedimos que, con su acción santificadora, nos oriente el resto del día, para así actuar conforme a su voluntad.
Salmos 40:3
“Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová. Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza, Y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira” (Salmos 40:3).
La actitud de este salmista es de completa humildad, puesto que sabe que siempre su confianza debe estar puesta en Dios y no en las personas. Te invito a que puedas orar con este precioso salmo y descubrir que si te acercas a tu Padre con actitud humilde y sencilla nunca caminarás por la senda del mal.
Salmos 67:3
“¡Que te alaben los pueblos, Dios mío! ¡Que todos los pueblos te alaben!” (Salmos 67:3).
Si un día te despiertas con mucha alegría te recomiendo que utilices este salmo para orar. Con este verso manifestamos nuestro total agradecimiento hacia Dios por todas las cosas buenas que ha hecho por nosotros. Seguramente tú también tendrás una lista larga de cosas por las cuáles alabar a Dios.
Daniel 4:37
“Por eso yo, Nabucodonosor, alabo y engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdaderas, y sus caminos justos, y él puede humillar a los que se muestran soberbios” (Daniel 4:37).
El profeta Daniel nos presenta un gobernante que se deja iluminar por la sabiduría de Dios, llegando a reconocer su justicia y su poder. En este sentido, Nabucodonosor es un claro ejemplo de que para contemplar la grandeza de Dios hay que dejarse humillar por Él y eso significa, en pocas palabras, dejar que doblegue nuestra soberbia.
Lucas 2:20
“Al volver los pastores, iban alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, pues todo había sucedido tal y como se les había dicho” (Lucas 2:20).
En este versículo podemos contemplar que los pastores son los personajes centrales. Ellos caminan alegres porque han presenciado el nacimiento del Mesías, es decir, de Jesús. Pudiesen ir decepcionados de lo que han visto, pero, por el contrario, se maravillan de cómo Dios actúa y le alaban por todo lo que puede hacer. Esta misma actitud de alabanza también la podemos poner en práctica nosotros cada vez que Dios nos sorprenda.
Hebreos 13:15
“Por lo tanto, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de Jesús, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de labios que confiesen su nombre” (He 13:15).
De nuestros labios muchas veces pueden salir palabras negativas con el objetivo de dañar a las personas. Por esta razón es que debemos ofrecer siempre a Dios alabanzas, para que su nombre siempre esté en nuestros labios y evitemos así ofenderle y ofender a los demás.
Colosenses 3:16
“La palabra de Cristo habite ricamente en ustedes. Instrúyanse y exhórtense unos a otros con toda sabiduría; canten al Señor salmos, himnos y cánticos espirituales, con gratitud de corazón” (Col 3:16).
Las primeras comunidades cristianas tenían bastante claro que para alabar a Dios en todo momento había que nutrirse de su Palabra. Hoy en día nosotros también podemos orar con los versículos, pero lo más importante de todo es que hagamos de nuestras obras una alabanza a Dios.