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Explicación del Versículo 16, Capítulo 34, Libro de Jeremías del Antiguo Testamento de la Biblia. Autoría: Jeremías.
Versículo Jeremías 34:16
‘Pero os habéis vuelto atrás y profanado mi nombre, y habéis vuelto a tomar cada uno a su esclavo y cada uno a su esclava, que habíais dejado libres a su voluntad, y los habéis sujetado para que os sean esclavos y esclavas.’
Jeremías 34:16
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¿Qué significa Jeremías 34:16?, la importancia y que podemos aprender en este verso:
Profanando el nombre de Dios
El versículo de la Biblia en Jeremías 34:16 habla de cómo los judíos, después de haber hecho un pacto para liberar a los esclavos, volvieron a tomar a los esclavos y esclavas que habían dejado libres. Esto fue una violación del pacto hecho con Dios y una profanación de su nombre.
¿Qué es la profanación del nombre de Dios?
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La profanación del nombre de Dios es tomar el nombre de Dios en vano, en otras palabras, usar su nombre en forma irreverente o blasfema. También puede referirse a acciones que aparentemente son en nombre de Dios, pero son contrarias a su carácter y voluntad. En este caso específico de Jeremías 34:16, la profanación del nombre de Dios se debe a que se hizo un pacto en su nombre y después se violó.
¿Qué podemos aprender de este versículo?
Este versículo sirve como una advertencia para nosotros de que hacer promesas y pactos en el nombre de Dios es una cosa seria, y no debemos tomarlo a la ligera. Además, también nos enseña que, como cristianos, debemos cumplir nuestras promesas y estar a la altura de nuestra palabra.
¿Cómo podemos aplicarlo en nuestra vida?
Podemos aplicar este versículo en nuestras vidas al ser honestos y responsables con nuestras promesas. Debemos tener cuidado al hacer promesas y hacer todo lo posible para cumplirlas, especialmente si las hacemos en el nombre de Dios. Debemos ser diligentes y responsables, y no usar el nombre de Dios para nuestro propio beneficio o para justificar nuestros errores.
Reflexión final
El versículo de la Biblia en Jeremías 34:16 nos recuerda la importancia de ser responsables con nuestras promesas y tener cuidado con el uso del nombre de Dios. Debemos pensar cuidadosamente antes de hacer promesas, asegurándonos de que podamos cumplirlas. También debemos recordar siempre lo sagrado que es el nombre de Dios y tratarlo con el respeto que se merece.
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