En la vasta riqueza de la literatura bíblica, encontramos numerosos llamados a la reflexión y a la preparación para la vida eterna. Entre ellos, resuena con fuerza el mensaje «prepárate para encontrarte con tu Dios», un eco que cruza los siglos y llega hasta nuestros días con un significado tan profundo como cuando fue pronunciado por primera vez.
El Encuentro Con Dios En La Escritura
Dentro de la Sagrada Escritura, el tema del encuentro personal con Dios es central. Este encuentro se describe a menudo como un evento transformador y crucial en la vida de los creyentes. La Biblia aborda este concepto con historias de personas que tuvieron experiencias directas con la divinidad, enfatizando que este evento es algo para lo que uno debe estar preparado espiritualmente, emocionalmente y, en algunos casos, físicamente. No es simplemente un evento futuro después de la muerte; se refiere también al encuentro diario con Dios en la oración y en la vivencia de la fe.
Amós y El Llamado a la Conversión
El versículo que explícitamente dice «prepárate para encontrarte con tu Dios» se encuentra en el libro del profeta Amós (Amós 4:12). Este profeta, que habló con la autoridad de Dios a la nación de Israel, llamaba al pueblo a arrepentirse de sus pecados y volver a una relación correcta con Dios como preparación esencial para este encuentro. El mensaje de Amós es un recordatorio de que la preparación para encontrarnos con nuestro Creador comienza aquí y ahora, en la forma en que vivimos nuestras vidas y en nuestra disposición para convertirnos.
Preparación a Través de la Fe y las Buenas Obras
La Biblia subraya la importancia de la fe en Dios como requisito para la salvación, pero también recalca la significación de las buenas obras como manifestación de esa fe. Santiago, en su epístola, declara que «la fe sin obras está muerta» (Santiago 2:26). La verdadera preparación implica por lo tanto una fe que se vive activamente, con amor y servicio a los demás, reflejando la generosidad y la compasión que Dios tiene para con sus creaciones.
El Fin de los Tiempos y la Parusía
En el Nuevo Testamento, especialmente en las cartas de Pablo, la preparación para encontrar a Dios suele asociarse también con la segunda venida de Cristo, conocida como la Parusía. Los fieles son exhortados a vivir en un estado de constante preparación, con vidas santas y justas, siempre listos para el momento en que Cristo regresará. No sabemos el día ni la hora, pero se nos llama a vivir cada día como si fuera el último, en espera esperanzadora del reino que ha de venir.
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En nuestras vidas cotidianas, llenas de actividades y preocupaciones, este mensaje bíblico nos invita a detenernos a reflexionar sobre lo trascendental, sobre la relación personal que cada uno tiene con Dios. A medida que navegamos por los altibajos de nuestra existencia terrenal, el recuerdo de ese encuentro futuro con el Creador puede ser un faro de esperanza y una guía hacia una vida más plena y significativa.
Aceptemos entonces el desafío que la palabra de Dios nos presenta: la de prepararnos continuamente para ese encuentro divino. Que nuestras acciones y nuestras oraciones sean expresiones concretas de ese anhelo de cercanía con Dios, y que cuando finalmente llegue el momento del encuentro, nos encuentre listos y en paz, habiendo vivido conforme a Su voluntad. Amen.