Mi camino de fe no ha sido fácil. He pasado por momentos de duda y cuestionamiento, preguntándome si Dios realmente existía y si se preocupaba por mí. Sin embargo, a través de la oración, el estudio de la Biblia y las experiencias que he vivido, he llegado a tener una certeza inquebrantable de su amor y su presencia en mi vida.
He aprendido que Dios no siempre responde a nuestras oraciones de la manera que esperamos, pero que siempre está obrando para nuestro bien. He visto su mano poderosa en mi vida, guiándome, protegiéndome y sosteniéndome en momentos difíciles.
Aunque todavía tengo preguntas y no entiendo todas las cosas, he llegado a confiar plenamente en Dios y en su plan para mi vida. Sé que Él me ama y que nunca me abandonará.