Salmos 46

Este salmo te recuerda de forma directa que Dios es nuestro amparo y fortaleza, alguien a quien recurrir cuando la vida tiembla y todo parece caos; si te sientes con miedo, agotado o sin rumbo, reconoce esa necesidad y date permiso para buscar consuelo. La imagen de Dios en medio de la ciudad nos habla de una presencia real que no se conmueve y actúa, que pone fin a las guerras y rompe nuestras armas de derrota, y nos invita a estar quietos y a conocerle, no por pasividad sino para soltar el control y confiar. Es un llamado práctico: en la ansiedad, en la pérdida o en la confusión, deja que esa confianza transforme tus reacciones, ora, espera con paciencia y permite que su ayuda traiga claridad al amanecer.