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Estudio del Versículo 46, Capítulo 10, Libro de Hechos del Nuevo Testamento de la Biblia. Autoría: Lucas.
Versículo Hechos 10:46 de la Biblia
‘porque los oían que hablaban en lenguas y que glorificaban a Dios.’
Hechos 10:46
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¿Qué significa Hechos 10:46?, su importancia y las enseñanzas que podemos conocer de este verso:
Hechos 10:46: La promesa del Espíritu Santo
En el libro de Hechos 10, se narra la historia de Cornelio, un hombre piadoso y temeroso de Dios, quien recibió la visita del apóstol Pedro y sus compañeros. La llegada de Pedro a la casa de Cornelio fue una señal de que Dios estaba cumpliendo su promesa de salvación para todos los pueblos, no solo para los judíos.
Durante su visita, Pedro predicó el Evangelio a Cornelio y su familia, y mientras lo hacía, el Espíritu Santo descendió sobre ellos. Este acontecimiento fue sorprendente para Pedro y sus compañeros, ya que hasta ese momento pensaban que solo los judíos podían recibir el Espíritu Santo.
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En Hechos 10:46 leemos que "los oían que hablaban en lenguas y que glorificaban a Dios". Este versículo hace referencia a la manifestación del Espíritu Santo en forma de lenguas, la cual fue una señal para Pedro y sus compañeros de que Dios había aceptado a los gentiles como hijos suyos. A partir de este momento, ningún impedimento separaría a los gentiles del amor de Dios.
Reflexiones sobre Hechos 10:46
Este pasaje de la Biblia nos enseña que Dios no hace acepción de personas, sino que su amor y su gracia están disponibles para todos los que le temen y buscan su rostro. Nos recuerda que la salvación no es un privilegio de unos pocos, sino un regalo que Dios ofrece a todos los que creen en Él.
Además, Hechos 10:46 nos muestra la manifestación del Espíritu Santo en forma de lenguas, la cual es una señal de que Dios está presente y que su poder se manifiesta en nuestras vidas. Esta manifestación no solo es una señal para nosotros, sino que también tiene un propósito edificante y evangelístico, ya que puede ser una herramienta para comunicar el mensaje de salvación a personas de diferentes lenguas y culturas.
Cómo podemos aplicar Hechos 10:46 a nuestra vida
Uno de los desafíos de la vida cristiana es trascender las barreras culturales y de idioma para llevar el mensaje de salvación a todas las personas. Al igual que Pedro y sus compañeros, debemos estar dispuestos a compartir el Evangelio con aquellos que son diferentes a nosotros y que quizás no hablen nuestro idioma.
También debemos estar abiertos a la manifestación del Espíritu Santo en nuestras vidas y reconocer que su presencia es una señal de que Dios está actuando en nosotros y a través de nosotros. Al igual que los gentiles que se pusieron a hablar en lenguas y a glorificar a Dios, debemos permitir que el Espíritu Santo nos guíe y nos lleve a una adoración más profunda.
Finalmente, Hechos 10:46 nos recuerda que Dios es fiel a sus promesas y que su amor es incondicional. Él ha prometido salvar a todos aquellos que creen en su Hijo Jesucristo, y su amor se extiende a todas las personas, sin importar su origen o su condición social. Todos somos iguales ante los ojos de Dios, y su salvación es para todos.
Conclusión
Hechos 10:46 es un pasaje de la Biblia que nos muestra la manifestación del Espíritu Santo en forma de lenguas y que nos recuerda que la salvación es para todos los que creen en Jesucristo. Nos invita a trascender las barreras culturales y de idioma para llevar el mensaje de salvación a todas las personas y a permitir que el Espíritu Santo nos guíe en nuestra adoración y en nuestras acciones diarias. Que este pasaje de la Biblia nos anime a buscar a Dios con todo nuestro corazón y a seguir su voluntad en nuestras vidas.
Reflexión Corta: El Abrazo del Amor Divino
En Hechos 10:46, vemos un poderoso recordatorio de que el amor de Dios no conoce fronteras. La manifestación del Espíritu Santo sobre los gentiles nos invita a abrir nuestros corazones y nuestras mentes, a abrazar a aquellos que son diferentes a nosotros. En un mundo muchas veces dividido, esta historia nos llama a ser instrumentos de unidad y paz, recordándonos que cada uno de nosotros es un hijo amado de Dios. Que el fuego del Espíritu nos impulse a derribar barreras, a celebrar la diversidad y a glorificar a nuestro Creador juntos, sin distinciones.
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