Explicación de Josué 21:18

Josué 21:18 Anatot con sus ejidos, Almón con sus ejidos: cuatro ciudades.

Josué 21:18 habla sobre cuatro ciudades designadas a los levitas como parte de su herencia: Anatot y Almón junto con sus ejidos. En un contexto bíblico, el término "ejidos" se refiere a la tierra que rodea la ciudad que se le daba a una tribu o a una persona para su uso y cuidado. En este caso específico, los levitas recibieron no solo la ciudad, sino también la tierra circundante.

El significado bíblico de la herencia:

La Biblia a menudo habla sobre la importancia de la herencia en la vida de una persona. En el Antiguo Testamento, la herencia se refería a la tierra y el territorio de una tribu particular, como en el caso de Josué 21:18. Sin embargo, en el Nuevo Testamento, la herencia se refiere a algo mucho más intangible: nuestra salvación en Cristo. Según Efesios 1:11, "En él [Cristo] también fuimos hechos herederos, habiendo sido predestinados según el propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad". En primer lugar, la herencia espiritual que nos ofrece Cristo puede ser vista como una bendición o un regalo, pero también como una responsabilidad. Debemos ser buenos administradores de lo que se nos ha confiado, y trabajar para expandir y compartir la verdad del mensaje de Cristo con los demás.

El papel de los levitas:

La designación de ciudades y tierras para los levitas en el Antiguo Testamento es significativa porque se les dio una labor específica. Los levitas fueron designados como una tribu que servía a Dios en el tabernáculo y en el templo. Su tarea principal era el servicio en el templo, pero también se les encomendó la tarea de enseñar la Ley a la gente (Deuteronomio 33:10). Como tal, encontramos que las ciudades y tierras que recibieron, aseguraron su supervivencia material, lo que le otorgaba la libertad para dedicarse a su trabajo espiritual.

Aplicando la verdad bíblica a nuestra vida diaria:

En la actualidad, en lugar de recibir tierras y ciudades como los levitas, los seguidores de Cristo reciben una herencia espiritual que se encuentra en la salvación en él. Esta herencia incluye cosas como la paz, la sabiduría, el amor y la necesaria fortaleza espiritual para superar los desafíos presentes en la vida.

La herencia espiritual de un creyente es un don gratuito de Dios, pero también es una responsabilidad, como ya hemos mencionado. Es nuestra responsabilidad compartir las buenas nuevas del evangelio con los demás y trabajar para difundir la verdad de Cristo por todo el mundo. Además, debemos ser buenos mayordomos del regalo que se nos ha dado y utilizar nuestras habilidades y recursos para honrar a Dios y servir a los demás.

En conclusión, Josué 21:18 nos muestra la importancia de la herencia en la Biblia y la designación de las tierras y ciudades para los levitas. A través de la analogía de esta historia, podemos aplicar verdades intemporales a nuestras vidas diarias y ser buenos mayordomos de la herencia espiritual que se nos ha dado. Podemos agradecer a Dios por su generosidad hacia nosotros y trabajar para compartir Su Amor con los demás.