Explicación de Lucas 18:19

Lucas 18:19 es un verso corto que puede parecer simple a primera vista, pero contiene una reflexión profunda sobre la naturaleza de Dios y la bondad. En este texto, Jesús se encuentra hablando con un joven rico que le pregunta cómo puede alcanzar la vida eterna. Jesús le responde con una serie de mandamientos, a lo que el joven afirma haberlos cumplido todos desde su juventud. Entonces es cuando Jesús pronuncia la frase que nos concierne: "¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino solo Dios."

Esta respuesta puede desconcertar a cualquiera, y es natural que surjan preguntas y dudas al respecto, como por ejemplo ¿por qué Jesús se niega a ser llamado bueno si él es el Hijo de Dios? ¿Significa que no podemos ser bondadosos o que nuestra bondad no tiene valor? Estas son preguntas válidas que abordaremos a continuación.

Primero debemos tener en cuenta que cuando Jesús dice "nadie es bueno", no está negando la existencia de hombres y mujeres que se esfuerzan por hacer el bien y ayudar a los demás, sino que está poniendo en perspectiva la naturaleza de la bondad en comparación a la perfección divina. En otras palabras, la bondad humana tiene límites, mientras que la de Dios es perfecta e imposible de igualar.

En el caso del joven rico, Jesús quería que entendiera que la vida eterna no se alcanza por cumplir con una lista de mandamientos, sino por tener una verdadera fe y amor por Dios. También era importante que comprendiera que la bondad humana no es suficiente para ganarse el favor divino.

Sin embargo, esto no significa que la bondad humana carezca de valor. Por el contrario, el hecho de que podamos ser bondadosos y ayudar a los demás es una muestra de nuestra conexión con Dios y de su amor a través de nosotros. Además, el ser conscientes de que nuestra bondad tiene limitaciones nos permite ser más humildes y estar más dispuestos a buscar su auxilio y guía en todo momento.

De esta forma, podemos aplicar el significado de Lucas 18:19 en nuestra vida diaria al reconocer que debemos buscar la perfección de Dios en nuestro actuar diario, tratando de ser seres humanos bondadosos y amorosos, pero siempre teniendo en cuenta que nuestra bondad tiene límites, y que necesitamos del poder divino para poder proyectar su bondad al mundo y así producir cambios positivos.

Por último, podemos reflexionar en el hecho de que las palabras de Jesús son una invitación a acercarnos a él y a Dios. Debemos dejar de buscar la perfección y bondad en nuestra propia capacidad, sino más bien buscar en la fuente misma de la bondad divina para que podamos ser transformados en seres humanos más amorosos y semejantes a Él.

En conclusión, Lucas 18:19 nos recuerda que la bondad y perfección solo pueden provenir de Dios y que nuestras capacidades tienen limitaciones. Debemos acercarnos a Él en busca de su amor y guía para desarrollar una verdadera bondad que desborde el bienestar de nuestra vida y quienes nos rodean.