Explicación de Hebreos 10:35

El libro de Hebreos es una carta que nos anima a perseverar en nuestra fe, mirando a Jesucristo como nuestro modelo y ejemplo a seguir en nuestra vida cristiana. En el capítulo 10, verso 35, nos encontramos con una exhortación a no perder la confianza que tenemos en Dios, ya que esa confianza trae una gran recompensa.

En primer lugar, es importante entender qué significa la palabra "confianza" en este contexto. Se refiere a la seguridad y fe que tenemos en Dios, en su amor, su poder y su fidelidad para cumplir sus promesas. Esta confianza se basa en nuestra relación personal con él, en su Palabra y en su obra en nuestras vidas. Por lo tanto, perder esa confianza significa dudar, temer o alejarnos de Dios por alguna razón.

La exhortación del autor es clara y directa: no perdáis vuestra confianza. Pero, ¿por qué es tan importante mantener nuestra confianza en Dios? La respuesta es que tiene una gran recompensa. En otras palabras, cuando confiamos plenamente en Dios, experimentamos su paz, su gozo, su protección y su provisión en nuestra vida. Además, recibimos las bendiciones y las promesas que él tiene para nosotros, tanto en esta vida como en la venidera.

Sin embargo, mantener nuestra confianza en Dios no siempre es fácil. En nuestra vida diaria podemos enfrentar situaciones difíciles como enfermedades, problemas familiares o económicos, conflictos en el trabajo o en la iglesia, entre otros. Estas circunstancias pueden hacernos sentir que Dios nos ha abandonado o que no nos está escuchando. Es precisamente en esos momentos cuando debemos recordar la exhortación de Hebreos 10:35 y aferrarnos a nuestra confianza en Dios.

Una forma práctica de mantener nuestra confianza en Dios es a través de la oración y la lectura de su Palabra. Al hacerlo, renovamos nuestra mente y nuestro corazón, recordando quién es nuestro Dios y lo que ha hecho por nosotros. También es valioso rodearnos de otros creyentes que nos puedan animar y fortalecer en nuestra fe.

Por otro lado, también es importante recordar que nuestra confianza en Dios no es algo que obtenemos por nuestras propias fuerzas o méritos. Al contrario, es un regalo que Dios nos otorga a través de su gracia y su Espíritu Santo. Por lo tanto, debemos humillarnos y reconocer nuestra dependencia de él en todo momento.

En conclusion, la exhortación de Hebreos 10:35 es un llamado a mantener nuestra confianza en Dios, incluso en medio de las dificultades y las pruebas de la vida. Al hacerlo, recibiremos una gran recompensa en forma de bendiciones y promesas cumplidas. Recordemos siempre que nuestra confianza en Dios se basa en su amor y su fidelidad, y que es un regalo que recibimos por su gracia.